Bogotá es una ciudad inmensa. Cuenta con más de 8 millones de habitantes en su casco urbano, y hasta 12 millones dentro de su área metropolitana: una población muy superior a la del resto de ciudades de Colombia, e incluso mayor que la de países como Suecia, Portugal, Costa Rica, Paraguay o Israel.
Al ser un lugar tan grande y con una población así de inmensa, saber moverse dentro de ella se convierte en una cuestión vital para el día a día de sus habitantes, tanto locales como visitantes. Además de la bicicleta —vehículo preferido por casi 1 millón de bogotanos—, el medio de transporte más popular de la ciudad es el Transmilenio. Sin embargo, y a pesar de ser utilizado por tantas personas cada día, son muy pocas las que se detienen a preguntarse por el curioso e interesante origen del nombre de algunas de sus estaciones.
En la escuela Nueva Lengua desarrollamos actividades y salidas diarias junto a nuestros estudiantes de español, en las que exploramos los mayores atractivos turísticos de la ciudad, así como algunos de sus secretos mejor guardados. El Transmilenio, entonces, es para nosotros y para nuestros alumnos una herramienta fundamental, por lo que, en este artículo, les contaremos sobre las estaciones que no pueden faltar durante su visita a la ciudad, así como el interesante origen y ubicación de muchas de ellas.
Estación Tercer Milenio
A pesar de que hoy en día Colombia se ha convertido en un destino turístico indiscutible alrededor de todo el planeta, durante muchos años las maravillas culturales y naturales del país se vieron opacadas por intensas olas de violencia. Y aunque aquellas turbulentas épocas hacen ya parte de nuestro pasado, su superación fue producto de un largo y arduo proceso de renovación social, en el que también se vieron transformadas nuestras ciudades.
Este es el caso del Parque Tercer Milenio, un complejo deportivo con más de 16 hectáreas de extensión, que lo convierten en el más grande del centro de la ciudad. Antes de su construcción, el terreno en el cual se encuentra hoy este parque era conocido como El Cartucho, epicentro de la delincuencia en la ciudad, en el que se concentraba todo el tráfico de drogas y la prostitución de Bogotá.
A través del proyecto de recuperación del centro histórico de la ciudad, llevado a cabo desde principios de los 2000, el antiguo Cartucho fue intervenido por las autoridades locales, y el aparato criminal que allí se alojaba por fin desmantelado. Fue así como nació el parque que hoy todos conocemos, al igual que la estación de Transmilenio que lleva su nombre, para el disfrute y entretenimiento de toda la ciudadanía, y una interesante visita para conocer la historia del resurgimiento social y cultural de Colombia.
Estación Museo Nacional
El recorrido por el Museo Nacional es una de las actividades más solicitadas aquí en nuestra escuela, por el valor artístico del acervo pictórico y escultural que allí se aloja, así como por su interesante historia. Y es que, antes de ser lo que es hoy, el edifico del Museo Nacional fue nada más y nada menos que una cárcel. Su estructura recuerda a la de un fuerte militar, y al caminar entre sus salas se pueden ver todavía las rejas de las antiguas celdas.
Algunas de las piezas más interesantes de su colección permanente son el los cuadros del pintor paisa Fernando Botero, el testamento del libertador Simón Bolívar, partes del uniforme del conquistador español —y fundador de Bogotá— Gonzalo Jiménez de Quesada, acuarelas científicas de Alexander von Humboldt, y tesoros arqueológicos como algunas puntas de lanza de finales del pleistoceno.
La estación de Transmilenio Museo Nacional está ubicada sobre la carrera 7, frente al museo, diagonal al tradicional Hotel Tequendama, y a tan solo un par de cuadras de la Plaza de Toros la Santamaría y el Planetario de Bogotá. Además, esta estación cuenta con la curiosidad de ser una de las únicas construidas de forma subterránea.
Estación Distrito Grafiti
Antiguamente llamada “Américas – Carrera 53 A”, hoy esta estación honra el arte urbano y los medios de expresión alternativos de la ciudad. Desde el 2016, las paredes de esta zona de Bogotá están dispuestas y reservadas para los artistas gráficos, quienes diseñan los murales que adornan los parques, plazas, edificios y colegios de todo el barrio.
La cultura del street art se vive con fuerza en la capital de Colombia. La música urbana se hace sentir cada año en el marco del importante festival Hip hop al Parque, el breakdance se toma las calles cada domingo en las plazas durante la Ciclovía, y el grafiti puede verse en cada esquina.
Es por eso que, para vivir la cultura de Bogotá en toda su magnitud y complejidad, se deben integrar las experiencias artísticas clásicas con el arte urbano, el que se respira a través de las calles, los buses, los barrios y, en este caso, las estaciones de Transmilenio.
Estación Paloquemao
Esta estación recibe su nombre de uno de los principales centros de abastos del país: la plaza de Paloquemao. En Colombia, así como en muchos otros países del mundo en los que la industria agrícola cumple un rol económico y social central, los productos alimenticios no suelen llegar directamente desde el campo a los supermercados, sino que se reciben primero en las plazas de mercado. Restaurantes, almacenes, pequeños negocios, vendedores ambulantes y hasta las familias: todos acuden a las plazas de mercado para abastecerse, pues saben que es allí donde se consigue la mayor frescura y variedad de productos.
Desde la fundación de la ciudad en el siglo XVI, el lugar predilecto para el comercio bogotano era la Plaza Mayor, hoy Plaza de Bolívar, en el centro histórico de Bogotá. Hasta allá llegaban cada viernes los campesinos de la región a ofrecer sus productos y mercancías, en un espectáculo de colores y sabores que daban vida a la ciudad y la impulsaban cada semana. Pero en 1861, al prohibirse las ventas en los alrededores de la Catedral, el comercio capitalino se dispersó por distintas zonas de la ciudad, y Bogotá dejó de tener una plaza de mercado centralizada.
Esto fue así hasta 1962, cuando se decidió que era necesario volver a establecer un punto central de abastos, al que las personas y los negocios pudieran acudir con facilidad y encontrar allí todo lo que necesitaran. El lugar escogido fue un terreno baldío cercano a la avenida 19, perteneciente a la Empresa de Ferrocarriles Nacionales, conocido porque había en su centro un árbol muy viejo y muy grande el cual, por razones aún desconocidas, se incendió: de ahí, de ese árbol quemado —o palo quema’o— es que viene el nombre de la plaza y, por consiguiente, de su estación de Transmilenio.
Tradicionalmente, las plazas de las ciudades han sido lugares acudidos por los locales; sin embargo, y gracias al impulso que ha tomado el turismo gastronómico y ecológico alrededor del planeta, las plazas de Colombia se han abierto aún más y hoy por hoy son un destino muy interesante para conocer el país desde su cotidianidad, así como para probar la inmensa variedad de frutas y verduras que nos caracteriza. En la escuela Nueva Lengua organizamos tours a esta y otras como la de la Perseverancia, para que conozcas —y pruebes— la riqueza natural de Colombia desde la cocina y el paladar.
Estación Flores
Imposible no detenernos un instante en este lugar. Ubicada en el corazón del tradicional barrio de Chapinero, la estación Flores rinde homenaje a uno de los grandes símbolos de Colombia. Y es que, sin lugar a dudas, la flora de nuestro país es, junto con otras figuras como el café o las esmeraldas, un signo distintivo de nuestra identidad que nos representa ante el mundo entero.
Los ecosistemas de Colombia van desde los desiertos más áridos, pasando por los bosques húmedos y los cañaverales, y hasta los páramos helados y los picos nevados; gracias a esta variedad de entornos naturales, en nuestro territorio se produce una fascinante variedad de flora: entre 40,000 y 45,000 especies nativas, ¡lo que equivale a casi una quinta parte de todas las del planeta! Además, la privilegiada ubicación geográfica de Colombia permite que, a diferencia de otros grandes cultivadores de flores como Kenia, Alemania y los Países Bajos, aquí se produzcan durante todo el año, sin importar la temporada.
Lo anterior hace posible que en cualquier ciudad de Colombia se puedan conseguir flores de cualquier tipo, tamaño y color, y para toda clase de ocasiones. En Bogotá, uno de los principales puntos de venta es el Parque de las Flores, al lado de la estación que lleva su nombre y —de aquí nuestro especial cariño por este lugar— a menos de dos cuadras de la sede de Nueva Lengua en la capital.
Viajando por Bogotá
Cuando aprendes español con Nueva Lengua, además de practicar tu dominio de la lengua junto a profesores profesionales y estudiantes de todo el mundo, vas a poder recorrer los principales sitios turísticos de Bogotá y vivir experiencias culturales enriquecedoras y muy divertidas.
Como habrás podido ver en estos pocos ejemplos, la ciudad está atravesada por la cultura, y el arte y la historia se sienten y viven en cada esquina. Entonces, si lo tuyo es la historia, la naturaleza y el arte, conoce Bogotá mientras aprendes español en Nueva Lengua.
Revisa los planes que tenemos para ti, o escríbenos a info@nuevalengua.com para más información sobre nuestros cursos de español e inmersión cultural en Colombia.
Todos los artículos de este blog han sido escritos por los profesores de nuestra escuela y por estudiantes de diferentes países que viajaron a Colombia para aprender español.
“ Viaja tu también y estudia español en NUEVA LENGUA“
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