Este martes entre las actividades programadas en la escuela de español Nueva Lengua estaba el bike tour, un paseo en bicicleta por las calles más importantes de Bogotá.
Personalmente, no soy un amante de las bicicletas, después de varias caídas (la última durante unas vacaciones en Tenerife, ¡con un gran hematoma!), había pensado en no participar.
Al final mi compañera francesa, Loredana, me convenció para participar porque “Estamos entre nosotros de la escuela, nos vamos a disfrutar muchissimo, por favor vente, ¡te asicuro que será super chevere!” (estamos entre nosotros en la escuela, nos divertiremos mucho, vengan por favor, les aseguro que será muy chévere!).
Y así, aunque el tiempo no pintaba bien, ¡decidí superar mi miedo y unirme al grupo!
En cuanto nos dan las bicicletas me subo y… ¿ahora qué hago? ¿Tengo que pedalear? ¿Y cómo se hizo? ¡Qué raro, se me olvidó cómo andar en bicicleta!
Demasiado tarde para regresar, Juan Camilo, nuestro guía, ya está montado y pedaleando rápido hacia la Plaza Bolívar.
Respiro hondo, me subo a la silla y lentamente me uno al guía y al resto del grupo.
En la enorme Plaza Bolívar, donde se reúnen la Catedral Primada, la Alcadía, el Congreso de la República y la Casa el Nariño, empieza a llover, ¡muy fuerte! Sacamos los ponchos impermeables y el espectáculo continúa pedaleando por la Septima, una calle muy larga que atraviesa toda la ciudad, pero en el tramo desde la Plaza Bolívar hasta la 23 está cerrada al tráfico y podemos pedalear libremente esquivando a los peatones!
A pesar de mi terror en las calles del centro, puedo seguir más o menos el ritmo del grupo, gracias también a mis compañeros, que se detienen cada minuto para ver si todavía estoy detrás de ellos o si ya estoy perdido.
Pasamos frente al Museo Nacional y la Plaza de Toros, donde hoy se imparten clases de Yoga porque el alcalde de la ciudad prohibió las corridas, consideradas demasiado violentas para un pueblo en proceso de paz. El buen ejemplo parte de lo básico, ¡otro punto a favor de la seguridad en Colombia!
Luego paramos por una “onza” o botana: unas frutas y una arepa de chocolo, para luego retomar el pedaleo hacia las calles del distrito de Teusaquillo.
Aquí nos encontramos con el Museo de la Basura. Una curiosa casa donde vive un artista colombiano que vivió en París durante 20 años. Nos encontramos con el artista y entramos en su casa, completamente decorada con objetos reciclados y basura. Es un personaje increíble, y su casa me deja disgustada. ¡No te revelaré otros detalles, emociones y estados de ánimo porque tendrás que vivirlo para entenderlo!
El barrio está lleno de grafitis espectaculares, que reflejan momentos de la vida social de la ciudad y críticas al sistema. Los artistas que pasan por Bogotá dejando su huella en los muros de la ciudad no dejan de asombrarme.
La siguiente parada es en una fábrica de café artesanal, además de ver en vivo cómo se produce y envasa el café, nos sentamos en la cafetería a tomar uno. Tomo “el café´de los dioses”: espresso, leche condensada y cardamomo, ¡divino!
Luego pasamos por el barrio de Santa Fé, un barrio popular de la ciudad, donde nunca pasaría a ir solo!
Cerca nos detenemos en una galería, un pequeño mercado de barrio donde degustamos muy buenas frutas colombianas, entre ellas: lulo, tomate de árbol, pitaya y yacón. ¡Para entender de qué está hablando, tendrás que unirte a la gira!
Todos los artículos de este blog han sido escritos por los profesores de nuestra escuela y por estudiantes de diferentes países que viajaron a Colombia para aprender español.
“ Viaja tu también y estudia español en NUEVA LENGUA“
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