Desde que llegué a Medellín, he podido encontrar diferencias notables entre mi vida en París y mi nueva vida aquí.

¡Diré que estas dos vidas son completamente diferentes, si no completamente opuestas! Básicamente, no tienen nada que ver entre sí. Y no es tan malo después de todo, aunque un poco sorprendente de vez en cuando.

Primer susto: los habitantes de Medellín son súper acogedores, muy educados y cálidos. Eso solo te hace sentir como si hubieras aterrizado en otro planeta. Nos preguntamos si estamos vivos y si no estamos soñando. La gente te saluda cuando te cruza por la calle, te preguntan “Hola amigo, ¿cómo está?” “. En París….
Es fácil de ver, solo tienes que pedirle direcciones a un colombiano en la calle, él hará todo lo posible para ayudarte a encontrarlo y no te dejará ir hasta que haya resuelto el problema. Si no sabe, preguntará a sus vecinos, quienes a su vez preguntarán a sus vecinos. ¡Todo un chat de barrio para ayudarte a encontrar tu camino! Debo admitir que esto es un poco extraño, pero al final muy apreciable. Si me atreviera a comparar con mi querida y tierna ciudad de París… no, de hecho no me atreveré.

Segundo choque: el clima. Porque sí se sabe que Medellín es la ciudad de la eterna primavera y no es un mito. ¡Las temperaturas oscilan entre los 22 y los 29 grados durante todo el año! ¡Di adiós a las parkas gruesas, los plumíferos, las bufandas y los sombreros y hola a las faldas, las camisetas y los pies descalzos! Un auténtico placer pasear por esta ciudad y no sentir nunca el frío polar que puede experimentar París en determinadas épocas del año. Incluso diría más, ¡un renacimiento para mí!

Por otro lado, cuidado, porque si Medellín ofrece esta posibilidad de no sentir nunca el frío de París, puede ser feroz con su temporada de lluvias entre los meses de octubre a diciembre. No es solo lluvia, son auténticos torrentes de agua que te empapan de pies a cabeza y te hacen arrepentirte de haber olvidado tu chubasquero. Ni hablar de las tormentas eléctricas en Medellín que te hacen saltar, a punto de dar un infarto con cada detonación. Pero la ventaja de toda esta lluvia es que hace que la ciudad sea muy verde, con una vegetación impresionante.

¡Ciertamente hay palmeras, bambúes, flores, en cada esquina! En cuanto a su fauna, es fácil cruzarse con bonitos colibríes o ardillas en el camino. Esto cambia ligeramente de las palomas grises de París. Aquí por lo menos las palomas están coloreadas.

Lo que también me llamó la atención fue la comida. Las buenas baguettes francesas no existen y menos el queso que estamos acostumbrados a comer en casa. Así que tuve que poner fin a mi pequeña indulgencia, que era probar un buen vino tinto con un buen queso. ¡Por lo tanto, le aconsejo que se abastezca y traiga algo en sus maletas! (consejo que me apliqué a mí mismo). Además, algo raro y digo muy raro, radica en que los colombianos comen su queso mojándolo en chocolate caliente…. Sí, sí, dije chocolate caliente.

Otra cosa rara, el agua en la mesa no existe. Solo encontrarás zumos de frutas y nunca, jamás, una botella de agua. Un día me atreví a preguntarle a un colombiano por qué nunca había agua en la mesa. Este último respondió que el agua no es potable y que solo la usamos para regar las plantas… Gran espacio en blanco al final de esta conversación.

Aparte de eso, la comida local es buena, pero nunca superará a la buena comida francesa. Como francesa, todavía tengo que resaltar las ventajas de nuestro país.

Finalmente, me gustaría mencionar que los colombianos son grandes fiesteros. No hay días para salir de fiesta, sea lunes, martes o sábado ¡es lo mismo! Y además siempre hay un buen motivo para salir a tomar una cerveza con los amigos. Esto no cambia demasiado a París, que para mí sigue siendo una ciudad festiva donde también me encanta ir de fiesta y tomar una copa después del trabajo. Lo que cambia, sin embargo, son los quebraderos de cabeza con los gorilas que intentan en vano entrar en el club, algo que no encuentro aquí (gracias a Dios!!!). En Medellín, puedes llegar en playera, tenis y jeans rotos, no te preocupes, ¡aún entrarás!En conclusión, terminaré mi artículo con esta cita que me parece que resume bien la situación:

“Para amar un país, hay que comerlo, beberlo y escucharlo cantar”…

Este articulo originalmente fue escrito en Francés

Todos los artículos de este blog han sido escritos por los profesores de nuestra escuela y por estudiantes de diferentes países que viajaron a Colombia para aprender español.
“ Viaja tu también y estudia español en NUEVA LENGUA

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